Las mujeres indígenas de la cuenca amazónica son lideresas en varios campos de acción en cada uno de sus territorios; ellas son dadoras de vida, cuidadoras y defensoras de los territorios amazónicos, son dirigentas dentro sus comunidades y organizaciones, son propulsoras de la medicina tradicional y promotoras de las economías propias; sin embargo, han sido invisibilizadas en sus distintos roles como consecuencia de las condiciones históricas y estructurales de dominación que se generan por el sexo y la etnia a la que pertenecen, y por la explotación a sus territorios, colocándolas en una situación de doble vulneración.
En este sentido, la discriminación y exclusión de las mujeres indígenas en la participación dentro de las organizaciones y pueblos ha sido una de las problemáticas visibilizadas en la Cumbre de Mujeres Originarias de la Cuenca Amazónica llevada a cabo en octubre del 2021, en Cundinamarca- Colombia, espacio en el cual las representantes de los 9 países de la Amazonía, denunciaron la falta de paridad en los espacios de toma de decisiones a nivel local, nacional y regional.
Así lo reconoció Don Stoll, representante de la Guayana Inglesa, quien mencionó que: “Las voces de las mujeres deben ser escuchadas, deben ser respetadas como guerreras y no ser abusadas. Las mujeres originarias somos muy fuertes y nuestros compañeros hombres nos deben dar su mano para ser más fuertes”.
Es innegable que, aunque han existido avances en derechos de participación pública y política dentro de las comunidades indígenas, aun falta mucho camino por recorrer. Teresa Antazú, del pueblo Ashanika en Perú, de 61 años, nos cuenta que ha alcanzado ser la primera mujer dirigente dentro de su comunidad, también reconoce que si su abuelo estuviera vivo no lo permitiría, ratificando el proceso histórico de lucha que han tenido que sobrellevar las mujeres para ocupar estos espacios de representación.
Hay que reconocer en este punto que los motivos por los cuales las mujeres no han podido ocupar estos espacios de toma de decisiones tiene que ver con las estructuras normativas propias del sistema, que refuerzan los roles establecidos como el cuidado a la familia y de la comunidad, actividades que limitan el tiempo que ellas pueden destinar a la organización y participación pública. A estas causas se suma la situación de violencia y discriminación que pueden existir en estos espacios por la falta de legitimidad que tienen las mujeres que participan en las estructuras organizativas dentro de sus comunidades y países; y a las condiciones de vulneración que enfrentan las mujeres, relacionadas con el aumento de casos de acoso y violación que suceden en los territorios, asociados en muchos de los casos, a la presencia de empresas extractivas.
Ante esta situación las lideresas de los territorios amazónicos como resultado del encuentro en la Cumbre de Mujeres generaron un mandato, en el cual se especifica la urgencia de “la paridad en la participación de las mujeres indígenas en todos los espacios de toma de decisión a nivel organizativo”, visibilizando la necesidad de promover desde sus comunidades, espacios de participación pública para ellas y las futuras generaciones. Desde el Área de Mujer y Familia de COICA se podrá diseñar un plan de acción que permita articular esfuerzos en las 9 organizaciones base de la cuenca amazónica para hacer frente a esta situación.