El reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas por parte de los países de la cuenca amazónica es esencial para promover la protección del 80% de la Amazonía al 2025.

Reconocimiento a las injusticias históricas que los pueblos indígenas hemos enfrentado, como resultado, entre otras cosas, de la colonización y de haber sido desposeídos de nuestras tierras, territorios y recursos, lo que nos ha impedido ejercer, en particular, el derecho al desarrollo de conformidad con nuestras propias necesidades e intereses; en el 2007 la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos indígenas reconoció el derecho a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente hemos poseído, ocupado, utilizado o adquirido.

Los territorios indígenas no deben ser entendidos de forma reduccionista como solo un espacio físico, sino como una relación material e inmaterial, integrada por la cultura, la sabiduría, los ríos, la tierra y el aire, que asegura la vida misma de los pueblos indígenas.

Basado en nuestra propia cosmovisión, los pueblos indígenas tenemos una conexión espiritual con el territorio y sus elementos, y hoy la ciencia y la crisis climática en la que nos encontramos ratifica lo que históricamente hemos indicado, la madre naturaleza y el ser humano somos uno y estamos conectados, y es insostenible para nuestra propia existencia poseer y extraer sus recursos indiscriminadamente.

En el contexto actual, es necesario e impostergable que los Estados de los países de la cuenca amazónica y del mundo, cumpliendo con la normativa internacional y nacional, reconozcan y garanticen la demarcación y titulación de los territorios indígenas, con el fin de concretar los propósitos globales de protección de la diversidad cultural y de la biodiversidad y con ello alcanzar la meta global impulsada desde los pueblos indígenas de proteger el 80% de la Amazonía hasta el 2025.

¡Ya no nos queda tiempo, debemos actuar ya!


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