Hoy a los doce días del Paro Nacional, el presidente de la República del Ecuador, Guillermo Lasso anunció en cadena nacional, el uso progresivo de la fuerza contra los manifestantes, entre los cuales se encuentran pueblos indígenas, campesinos, obreros, mujeres, niños y juventudes, un pueblo que se ha visto amenazado y reprimido brutalmente por el gobierno nacional.
Desde la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA RECHAZAMOS rotundamente las declaraciones de Guillermo Lasso, presidente de Ecuador y lo RESPONSABILIZAMOS de los asesinatos ocurridos en este Paro Nacional, además nos SOLIDARIZAMOS con el pueblo ecuatoriano, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE y, en especial con nuestros hermanos y hermanas amazónicos, quienes, liderados por la Confederación de Nacionalidades indígenas de la Amazonia Ecuatoriana – CONFENIAE, se han movilizado a la ciudad capital, frente a la falta de respuesta del Gobierno.
Además, ante la gravedad de la situación EXHORTAMOS:
- Al gobierno ecuatoriano, a que se levante el estado de excepción y atienda las demandas del Paro Nacional, se cese el uso de la fuerza desproporcionada y brutal contra las y los manifestantes, y en específico el cese de violencia, persecución judicial y estigmatización de los pueblos indígenas, que hasta el momento ha cobrado la vida de 6 personas, incluyendo el asesinato de un hermano del pueblo Kichwa de Pastaza.
- Insistimos a los organismos internacionales que vigilen los actos de violencia que están ocurriendo en Ecuador y que continúen los esfuerzos para definir una misión visita al país, a fin de investigar todos los hechos de violencia que se han ido incrementando progresivamente.
- A nuestras organizaciones base en los 8 países de la cuenca amazónica, a que se pronuncien en solidaridad de los pueblos indígenas de Ecuador y las demás organizaciones sociales por la grave vulneración de derechos humanos que se vienen cometiendo en este país.
La vida de nuestros hermanos esta en peligro, es urgente la intervención y solidaridad internacional.
¡El pueblo es el mandante y debe ser escuchada, no reprimida!