Resulta paradójico hablar de la mitigación del cambio climático sin incluir a los guardianes del pulmón del mundo, ¿verdad? Pero lo que resulta aún más sorprendente es que la conferencia sobre cambio climático esté precedida por personas vinculadas a la industria responsable directa de este fenómeno.
En este escenario, la delegación de COICA se encuentra en Dubai, Emiratos Árabes, como la voz política internacional de los 511 pueblos de los 9 países amazónicos. Participamos como observadores y asistentes en la COP, pero no como tomadores de decisiones.
A lo largo de muchos años, hemos alzado nuestra voz en estos espacios de incidencia sin ser escuchados de manera efectiva. En algunos casos, nuestros hermanos y hermanas han sido utilizados folklóricamente, bajo la apariencia de inclusión de los pueblos indígenas.
En la COP28, venimos con la firme premisa de obtener resultados tangibles a través de propuestas y planes de trabajo que surgen directamente de las problemáticas en nuestra cuenca amazónica.
Nuestra lucha es por el territorio, por la vida, y por la protección de nuestra cultura y sistemas de conocimiento que han mantenido en pie al bosque tropical más grande del mundo.
Resulta alarmante que los representantes de un bioma crucial (la Amazonía) para la mitigación del cambio climático carezcan de voz y voto en las decisiones fundamentales de este espacio.
A pesar de las evidencias científicas que demuestran nuestra eficacia en la conservación de ecosistemas, seguimos siendo excluidos de las decisiones sobre cambio climático y biodiversidad, menospreciando nuestros conocimientos en pos de una visión occidental del progreso.
¿Pero qué es el progreso? ¿Se refleja en sequías extremas, incendios incontrolables y la pérdida de vidas y biodiversidad a cambio de la expansión extractivista?
Hoy, en la COP, afirmamos que nuestra sabiduría ancestral puede cambiar el mundo. Hacemos un llamado a organizaciones mundiales y gobiernos para unirse a la iniciativa de COICA y la coalición AMAZONÍA POR LA VIDA para proteger el 80% de la Amazonía hasta el 2025.
Solo con la voluntad política de los gobiernos y la presión de la sociedad civil lograremos que las voces de nuestro territorio sean verdaderamente escuchadas.
Resulta paradójico que, con todo el desarrollo tecnológico actual, el tiempo para garantizar nuestra pervivencia se agote. Pero aún más sorprendente es que los guardianes del corazón biológico del mundo sigan siendo invisibilizados en asuntos cruciales de cambio climático.