Líderes de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, representantes de los más de 500 pueblos indígenas participan activamente en las reuniones de negociaciones en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) que se esta llevando a cabo en Ginebra desde el 14 al 29 de marzo con el fin de incidir en la construcción del nuevo “Marco Mundial de la Diversidad Biológica” adaptado a la realidad post pandemia y a la actual crisis climática global, espacio en el que se demanda el reconocimiento del rol fundamental que cumplen los pueblos indígenas para la protección de la biodiversidad del planeta.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) fue ratificado en la Cumbre de la Tierra ejecutada en 1992 por 150 países firmantes de los cuales 33 eran de América Latina y el Caribe, con el objetivo de generar una ruta de acción para garantizar la conservación de la diversidad biológica a nivel internacional. Ahora los países han reanudado las reuniones sobre el CBD, para enfrentar nuevas problemáticas como la pérdida de biodiversidad en el planeta, la extinción de espacies vulnerables y la aparición de nuevos patógenos como los coronavirus, causados por la sobrepoblación, la pobreza, la degradación ambiental, entre otros factores.

Se espera que este proceso conduzca a la adopción de un marco global de biodiversidad posterior a 2020 durante la segunda fase de la Conferencia de Biodiversidad (COP15) de la ONU que se llevará a cabo en abril de 2022, en Kunming, China. 

En este sentido, la voz colectiva y la sabiduría de los pueblos indígenas, liderados por Gregorio Mirabal, coordinador general de COICA y Harol Rincón Ipuchima, coordinador de cambio climático y biodiversidad de COICA, posicionando la urgencia de la protección de la Amazonía cuyo rol es fundamental como regulador climático mundial y como clave para nutrir las perspectivas de los líderes de Estado en la construcción de este nuevo documento internacional que marcará la generación de políticas públicas que contribuyan a la protección de la madre tierra.

La participación de la delegación de COICA se ha llevado a cabo con fuerza, a pesar de que en las actuales reuniones no se garantiza la traducción e interpretación de los textos, ni de las discusiones, evidenciado una falta de voluntad política por parte de los gobiernos y de los organizadores para considerar las voces diversas de todo el mundo, incluyendo la de los pueblos indígenas de la Amazonía.

«Para nosotros poder proteger la biodiversidad, y para hacer acciones de adaptación y mitigación, necesitamos dos cosas: que se garantice el derecho ancestral y de origen de los pueblos indígenas y que se reconozca el sistema de conocimiento de los pueblos indígenas; estos son los dos caminos para lograr avanzar en contra del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. La continuidad de los ecosistemas también es un saber que teníamos los pueblos indígenas, que ahora la ciencia está descubriendo», mencionó Harol Rincón Ipuchima, coordinador de cambio climático de COICA.

Por su parte, Gregorio Díaz Mirabal, Coordinador General de la COICA explicó el objetivo sobre el que ha trabajado COICA durante su participación en las conversaciones de Ginebra: “estamos aquí luchando para que sean incorporados nuestros conocimientos indígenas, para que sean respetadas las propuestas sobre la titulación de nuestros territorios, y la importancia del territorio indígena para la conservación y defensa de nuestra biodiversidad, y de la biodiversidad mundial”.

Desde la COICA se han planteado recomendaciones a 22 metas establecidas, que exigen a los gobiernos el reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indígenas a través de la garantía al derecho de propiedad ancestral de nuestros territorios y el reconocimiento de los sistemas de conocimiento y de gobiernos de los pueblos indígenas, ,de las cuales se han priorizado las siguientes áreas temáticas:

  1. Demarcación, titulación y ampliación de los territorios indígenas, a través de priorizar los fondos de financiación para la legalización de 100 millones de hectáreas de territorios indígenas pendientes.
  2. Reconocimiento de los sistemas de gobierno propios de los pueblos indígenas y sus mecanismos propios de gestión territorial.
  3. Reconocimiento del sistema de conocimientos indígenas, apoyado por una normatividad más fuerte, como alternativa clave para conservar la biodiversidad. 
  4. Garantía de la consulta y el consentimiento libre, previo e informado.
  5. Participación plena y efectiva en la toma de decisiones sobre la gestión de la diversidad biológica de las mujeres, niñas y juventudes indígenas.

La inclusión de estas demandas en el texto del Marco de Diversidad de Biológica Posterior al 2020, son de transcendental importancia para garantizar la protección del 80% de la selva tropical más grande y con mayor diversidad biocultural del mundo, la Amazonía, al 2025, el bioma más biodiverso del mundo.

La evidencia es clara: los pueblos indígenas somos los actores más efectivos para frenar la deforestación y proteger la diversidad biológica, son los guardianes de la biodiversidad y de los sistemas culturales que han permitido el equilibrio de la naturaleza.