En el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) levanta la voz junto a las mujeres indígenas amazónicas, que cada día resisten con sus cuerpos la violencia patriarcal, racista y extractivista. Hoy denunciamos que sus vidas siguen siendo tratadas como zonas de sacrificio, mientras ellas sostienen, con su palabra, sus prácticas, su memoria y su organización, la principal línea de defensa de la selva, los ríos y los pueblos.

Las mujeres indígenas amazónicas amanecen en territorios sitiados por el avance del petróleo, la minería, el agronegocio, las economías ilegales y la militarización. En sus cuerpos se acumulan las heridas de la violencia física, sexual, psicológica, económica, simbólica e institucional,

En sus territorios se marcan las cicatrices de la deforestación, la contaminación de ríos y suelos, la criminalización de quienes defienden la vida. No son “víctimas pasivas”: son cuerpos en lucha y territorios de resistencia que enfrentan a poderes que silenciarlas, invisibilizarlas y despojarlas.

La violencia en la Amazonía es una realidad sistemática e invisibilizada. Según la Fundación ALDEA y organizaciones de mujeres amazónicas, entre 2014 y octubre de 2023 se registraron al menos 114 feminicidios en las provincias amazónicas, en una región que concentra la mayor incidencia de femicidios en relación con su población.

La Amazonía es además un territorio de múltiples violencias superpuestas: investigaciones del Instituto Igarapé muestran que la violencia contra las mujeres en la Cuenca Amazónica de Brasil, Colombia y Perú es casi el doble de la registrada en el resto de sus países, evidenciando el impacto combinado del extractivismo, el crimen organizado y el abandono estatal.

A esta violencia directa se suman la estigmatización, la persecución judicial y la criminalización de lideresas y defensoras. Amnistía Internacional y diversas organizaciones han documentado cómo mujeres organizadas en colectivos amazónicos han sido perseguidas, vigiladas y señaladas por oponerse a concesiones petroleras y mineras en Ecuador y otros países de la cuenca. En la Amazonía, la defensa de la naturaleza tiene nombre de mujer, pero demasiadas veces su valentía es respondida con amenazas, campañas de odio, violencia sexual y silencios cómplices.

En este 25 de noviembre, COICA denuncia que mientras los Estados hablan de transición energética y bioeconomía, en los territorios amazónicos las mujeres enfrentan la “violencia por partida doble”: violencia de género y violencia socioambiental. Sus cuerpos son atravesados por el impacto de las petroleras, mineras, hidroeléctricas, carreteras y economías ilegales; sus comunidades sufren desplazamientos, contaminación y pérdida de medios de vida. Ellas lo dicen con claridad: no queremos ser un sacrificio para salvar un clima que otros destruyeron.

Por eso, hoy llamamos con fuerza a los Estados de la Cuenca Amazónica y a la comunidad internacional a:

  • Garantizar la protección integral de las defensoras indígenas amazónicas, adoptando protocolos de prevención y protección articulados con el Acuerdo de Escazú y con participación efectiva de las propias organizaciones de mujeres.
  • Ratificar y aplicar de manera plena el Acuerdo de Escazú en todos los países amazónicos, asegurando mecanismos vinculantes de participación, transparencia y justicia ambiental para las mujeres indígenas y sus pueblos.
  • Adoptar políticas de bioeconomía que partan de los principios de la economía indígena y del liderazgo de las mujeres en la gestión territorial, rechazando cualquier proyecto que profundice el extractivismo y la violencia sobre sus cuerpos y territorios.

Las mujeres indígenas amazónicas nos recuerdan que no habrá justicia climática mientras sus cuerpos sigan siendo campo de batalla y sus territorios, zonas de sacrificio. Nuestros cuerpos no son territorio dispuestos al despojo; son territorio de vida, memoria y sanación.

La Amazonía viva es condición para una humanidad segura, y esa Amazonía viva se teje cada día con la resistencia de las mujeres indígenas.