La COP30, celebrada en Belém do Pará, concluyó con decisiones que, pese a algunos avances puntuales, quedaron significativamente por debajo del nivel de ambición exigido por la ciencia, los pueblos indígenas y la urgencia climática global. El proceso confirmó una tensión profunda entre dos visiones: una que continúa priorizando los intereses extractivos y las agendas económicas de corto plazo, y otra —sostenida por los pueblos indígenas, la sociedad civil y la juventud— que defiende la vida, la biodiversidad y la integridad de los territorios amazónicos como condición para la estabilidad climática del planeta.
Las negociaciones dejaron incompletos aspectos esenciales: la protección plena de los territorios indígenas, la creación de zonas de exclusión para frenar el avance del petróleo y la minería, la incorporación de derechos humanos en los textos operativos, garantías claras de participación efectiva, y un compromiso real para asegurar financiamiento directo, flexible y culturalmente apropiado para los pueblos indígenas.
Frente a estos vacíos, y desde la fuerza de nuestra articulación como la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA, presentamos esta Declaración de los Pueblos Indígenas de la Amazonía, que sintetiza el balance político de la COP30, reafirma las demandas históricas y traza el camino de acción colectiva que continuará más allá de Belém.
Declaración de los Pueblos Indígenas de la Amazonía en respuesta a los resultados de la COP30
Belém do Pará, Brasil – 22 de noviembre de 2025
Durante más de dos años, nosotros, representantes de los Pueblos Indígenas de los nueve países de la cuenca amazónica, hemos construido nuestra participación hacia la COP30 a través de nuestras organizaciones —OPIAC, COIAB, OIS, FOAG, APA, ORPIA, CONFENIAE, AIDESEP y CIDOB—, todas afiliadas a COICA.
Esta COP, la COP amazónica, representaba un momento histórico para que los derechos, prioridades y propuestas de solución de los Pueblos Indígenas se reflejaran en decisiones vinculantes y ambiciosas. Sin embargo, la COP concluye con los gobiernos del mundo —que tanto insisten en defender que este es un proceso conducido por las Partes de la Convención— demostrando falta de ambición e incluso falta de interés ante el llamado urgente a la acción.
Abandonamos Belém do Pará, la puerta de entrada a la Amazonía, para continuar nuestra lucha por la supervivencia de todas y todos quienes habitan y dependen de este bioma para nuestra vida y pervivencia. Presentamos un balance de la COP30, así como los elementos esenciales que permanecen pendientes.
- Reconocimiento y protección de todos los territorios indígenas, especialmente aquellos con presencia de Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Reciente (PIACI), como política y acción climática
Celebramos la homologación de cuatro Territorios Indígenas en Brasil y la incorporación de una referencia inicial a los derechos territoriales en el texto del Mutirão Global. Sin embargo, estos avances políticos son insuficientes y están lejos de garantizar la seguridad jurídica y la protección efectiva de nuestros territorios.
Lamentamos también que la referencia a la protección de nuestros derechos no haya sido incluida en la parte operativa de los textos. Esta ausencia desconoce nuestro papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático.
Valoramos que el Programa de Trabajo de Sharm el-Sheikh para la implementación y ambición en mitigación haya incluido la importancia de reconocer nuestros derechos sobre tierras y territorios. Pero reconocer no es proteger, y ese reconocimiento continúa siendo insuficiente. La protección efectiva de los territorios —especialmente aquellos con presencia de PIACI— debe ser una obligación y una política climática.
Reiteramos: no habrá acción climática efectiva sin seguridad jurídica, sin territorios libres de amenazas, sin garantías de protección y sin respeto al principio de no contacto para los PIACI.
- Acceso directo a financiamiento directo, flexible y culturalmente apropiado
Saludamos que el Tropical Forests Forever Facility (TFFF) reconozca la necesidad de operacionalizar el acceso directo al financiamiento para los Pueblos Indígenas y establezca un porcentaje mínimo del 20% para pueblos indígenas. Sin embargo, esta cifra sigue siendo desproporcional al papel que cumplimos en la protección de los bosques.
Es necesario establecer salvaguardas sociales y ambientales robustas en toda inversión territorial del mecanismo, diseñadas para proteger los derechos de los Pueblos Indígenas y para integrar nuestros sistemas de conocimiento.
Respecto al Fondo Verde para el Clima (GCF), aunque la decisión final no fue exactamente lo que propusimos, celebramos que promueva el acceso directo, incluyendo a los pueblos indígenas. Aunque insuficiente, representa un paso importante. Esperamos que pronto la Junta del GCF implemente una ventana específica, flexible y culturalmente apropiada para Pueblos Indígenas y sus propios mecanismos financieros.
El financiamiento para los Pueblos Indígenas no debe limitarse a la mitigación: somos también actores de adaptación y población afectada por pérdidas y daños. Exigimos que estos fondos también desarrollen y operen mecanismos de acceso directo y culturalmente apropiado para fortalecer nuestras propias formas de gobierno y nuestras estrategias territoriales.
3. Territorios indígenas —especialmente territorios PIACI— libres de petróleo, minería, monocultivos y otras actividades extractivas intensivas
Reconocemos como un avance histórico la inclusión explícita de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Reciente en el párrafo 12.i del Programa de Trabajo de Transición Justa. Este reconocimiento debe ser un punto de partida, no el techo de la ambición.
En la Amazonía viven más de 180 Pueblos Indígenas en aislamiento y contacto reciente, y la decisión de esta COP30 registra un avance fundamental en su reconocimiento y protección.
Sin embargo, lamentamos profundamente que la COP30 no haya establecido Zonas de Exclusión libres de petróleo, gas, minería y monocultivos, especialmente en territorios PIACI. La expansión de estas industrias sigue siendo la mayor amenaza a nuestras vidas, culturas y a la estabilidad climática global.
La Amazonía debe ser declarada una zona libre de todo tipo de extrativismo destructivo como condición mínima para evitar el punto de no retorno.
Celebramos iniciativas como la Declaración de Belém sobre la Transición fuera de los Combustibles Fósiles, propuesta por Colombia, así como la convocatoria a la conferencia prevista en Santa Marta (2026), y la disposición de Brasil para liderar un mapa de ruta para una transición energética justa. Exhortamos a ambos países a garantizar la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas en esos procesos, incluyendo acciones específicas para respetar nuestra autodeterminación, el CLPI y las salvaguardas PIACI.
Al mismo tiempo, expresamos profunda preocupación por la eliminación de todas las referencias a riesgos ambientales, sociales y de derechos humanos asociados a la minería y a los minerales de transición. Esta omisión es un retroceso grave, especialmente cuando estas actividades se promueven en nombre de la transición energética y ya generan impactos severos en territorios indígenas.
Finalmente, saludamos la Declaración de Colombia para declarar la Amazonía como zona libre de gran minería e hidrocarburos. Exigimos que toda la Amazonía sea una zona de exclusión de todo tipo de extractivismo.
4. Representación y participación plena y efectiva
Reconocemos el esfuerzo logístico de nuestras organizaciones que permitió una presencia indígena sin precedentes en esta COP30. Saludamos el apoyo ofrecido por el Ministerio de los Pueblos Indígenas de Brasil y por los gobiernos que integraron representantes indígenas a sus delegaciones.
Sin embargo, presencia no es participación plena y efectiva. Como titulares de derechos y actores fundamentales de la acción climática, necesitamos acceso oportuno a la información, participación directa en los espacios de negociación y el reconocimiento de nuestras estructuras propias de gobernanza.
Lamentamos que la Presidencia de la COP30 no haya garantizado un diálogo sustantivo y continuo con nuestras organizaciones, ni haya sido una defensora activa de nuestras prioridades pese a que fueron presentadas durante todo el proceso preparatorio.
5. Inclusión de los sistemas de conocimiento indígena
Valoramos las referencias a los sistemas de conocimiento indígena en varios textos, incluyendo el Mutirão Global y el Programa de Transición Justa. Sin embargo, persiste una falta de comprensión entre “sistemas de conocimiento indígena” y “conocimientos tradicionales”, términos distintos con implicaciones jurídicas.
Nuestros sistemas de conocimiento incluyen la relación con el territorio, la espiritualidad, la gobernanza, el manejo de aguas y bosques. No pueden ser fragmentados ni reducidos a un componente técnico de adaptación.
6. Protección de defensoras y defensores indígenas
Saludamos la propuesta de Brasil de un Plan Nacional de Protección para Defensores de Derechos Humanos. Defender la vida es un derecho, no un crimen. Pero los defensores indígenas requieren protección diferenciada.
Este paso inicial debe traducirse en mecanismos operativos claros para garantizar prevención de la violencia, protección inmediata, investigación y sanción a los agresores, y apoyo directo a las organizaciones indígenas que lideran esta defensa en contextos de alto riesgo.
Los Pueblos Indígenas de la cuenca amazónica estuvimos presentes. Dentro y fuera de la zona azul, presentamos propuestas concretas para cumplir con los compromisos que las Partes tanto mencionan, pero para los que no existen compromisos reales de implementación.
Sabemos que somos la respuesta y exigimos coherencia: la acción climática debe reconocer nuestro papel como actores en la lucha climática, y comprender que una Amazonía viva es condición para la estabilidad del planeta.
Dejamos Belém con nuestra articulación fortalecida y seguiremos este camino colectivo más allá de la COP30. Nuestras propuestas son claras, accionables y las llevaremos a todos los espacios de decisión.
¡La respuesta somos nosotros!