En la primera semana de la COP30, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) tuvo una participación activa y decisiva, llevando a la mesa la voz de comunidades que viven y conviven con la selva, son sus cuidadoras y sostenedoras de vida día a día. Sus propuestas buscan garantizar una participación plena, efectiva y vinculante de los pueblos indígenas en las decisiones globales sobre el clima. El planteamiento se sustenta en evidencia territorial, jurídica y científica, y responde a la emergencia que enfrentan las familias y comunidades amazónicas, cuyos territorios más del 86% del bioma ya viven las consecuencias de actividades extractivas, de acuerdo el informe Amazonía en Peligro de Extinción (2025).
Durante diversas intervenciones en plenarias, eventos paralelos, diálogos técnicos, reuniones bilaterales y ruedas de prensa, COICA ha demandado:
- Inclusión de indicadores interculturales en la Meta Global de Adaptación, que reflejen lo que significa vivir bien en la selva: salud del bosque, seguridad alimentaria basada en prácticas ancestrales, transmisión de la cultura, monitoreo comunitario y participación territorial real.
- Salvaguardas obligatorias basadas en el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) y en sistemas propios de monitoreo y gobernanza indígena, respetando la autoridad y las normas que las comunidades aplican para proteger su territorio y a las futuras generaciones.
- Prohibición total y permanente de actividades extractivas en territorios de Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI), garantizando su intangibilidad inmediata, debido a que estas poblaciones viven en aislamiento voluntario y cualquier intervención externa pone en riesgo su vida y su cultura.
- Reconocimiento del Fondo Amazonía por la Vida (FAV) como mecanismo legítimo y territorial para canalizar financiamiento con gobernanza indígena directa, alineado a necesidades reales y no a agendas externas.
- Acceso directo a fondos climáticos, mediante ventanillas específicas y operativas en el GCF, el Fondo de Adaptación y el Fondo de Pérdidas y Daños, para que los recursos no se queden en intermediarios y lleguen a quienes cuidan el bosque desde sus comunidades.
COICA recordó que, aunque los pueblos indígenas cuidan el bosque, protegen el agua, conservan semillas y sostienen la biodiversidad que beneficia al planeta, reciben menos del 1% del financiamiento climático global. Por ello, exigió mecanismos reales de acceso directo y no intermediado, que prioricen inversiones en soluciones lideradas por las propias comunidades amazónicas.
En de cara a la segunda semana de negociaciones, COICA llama a que la Decisión 1/COP30 traduzca estas prioridades en mandatos vinculantes y no sólo en declaraciones. Las voces indígenas no son consultivas: son esenciales para la legitimidad, la eficacia y la justicia climática.
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