La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) lideró el panel “Gobernanza Indígena y Democracia Birregional: Agenda Común UE–CELAC rumbo a Santa Marta y la COP30”, reuniendo a lideresas, jóvenes y aliados de Europa y América Latina para plantear una nueva visión de cooperación basada en justicia climática, autodeterminación y corresponsabilidad global.
Santa Marta, Colombia – noviembre de 2025.
En el marco de la IV Cumbre UE–CELAC, los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe lograron instalar su visión política en el corazón del debate birregional. En el Foro Social, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) lideró el panel “Gobernanza Indígena y Democracia Birregional: Agenda Común UE–CELAC rumbo a Santa Marta y la COP30”, un espacio donde confluyeron voces de Abya Yala y Europa para repensar la cooperación birregional desde la justicia climática.
Moderado por Fany Kuiru Castro, Coordinadora General de COICA, el panel puso de relieve que los pueblos indígenas no son beneficiarios de la cooperación ni actores secundarios en la política climática, sino socios estratégicos en la defensa de la vida, la democracia y la sostenibilidad planetaria.
“Las democracias se fortalecen cuando quienes sostienen los territorios también sostienen las decisiones globales”, afirmó Kuiru al abrir la sesión.
Un panel plural con visión de futuro
La sesión, realizada en el Auditorio Principal del Foro Social UE–CELAC, condensó la diversidad y fuerza política de los pueblos indígenas de toda Abya Yala, articulando distintas generaciones, territorios y visiones sobre cómo reequilibrar la cooperación birregional entre Europa y América Latina.
La chilena Hortensia Hidalgo, del Foro Indígena Abya Yala y la Red de Mujeres Indígenas sobre la Biodiversidad, abrió el diálogo recordando que “los sistemas propios de gobernanza indígena existían mucho antes de los Estados y siguen siendo la base de las democracias vivas, paritarias y comunitarias que necesitamos reconstruir”. Su intervención marcó el tono de la sesión: una democracia que nace del territorio, no de los decretos.
Desde el ámbito académico, Anne-Gaël Bilhaut, del Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia y Colombia, propuso tender puentes entre la ciencia y el conocimiento ancestral. “La cooperación birregional debe pasar de la extracción de datos al intercambio de saberes —dijo—. La diplomacia científica y la diplomacia indígena pueden encontrarse como pares para construir soluciones comunes frente a la crisis planetaria.”
Por su parte, Delcy Medina, autoridad del Gobierno Autónomo Guaraní Charagua Iyambae (Bolivia), subrayó que “no hay alianza real sin financiamiento directo, protección a los defensores y justicia territorial. Los pueblos indígenas no pedimos promesas, exigimos corresponsabilidad”.
El turno de la juventud vino del Ecuador. Kiwar Maigua, joven líder quechua de la Fundación KISTH y miembro del Consejo Juvenil Asesor de la Comisión Europea, pidió que los proyectos del Global Gateway incluyan a las nuevas generaciones indígenas en la transición energética: “No podemos hablar de futuro sostenible si se decide sin quienes lo van a habitar. La justicia climática también es justicia intergeneracional.»
Desde la institucionalidad europea, Luisa Fernanda Gallo, oficial de cooperación de la Delegación de la Unión Europea en Colombia, destacó el enfoque 360° del Global Gateway, que busca integrar igualdad de género, inclusión juvenil y participación indígena: “La cooperación moderna no se impone, se construye en confianza y reciprocidad.”
Liderazgo amazónico y visión birregional
El panel fue concebido y conducido por Fany Kuiru, quien impulsó una agenda estratégica que colocó a los pueblos indígenas como actores políticos de la gobernanza birregional, capaces de proponer soluciones estructurales a la crisis climática.
Su liderazgo dio coherencia a las distintas intervenciones, uniendo espiritualidad, evidencia y estrategia: la sostenibilidad global —afirmó— no será posible sin la voz de quienes mantienen con vida los ecosistemas, los pueblos que aún sostienen los equilibrios ecológicos del planeta.
En representación de la Cuenca Amazónica, Kuiru presentó la Iniciativa Indígena Amazónica 80×25/30, que busca mantener al menos el 80 % de la Amazonía viva antes de 2030. Su propuesta estableció un vínculo directo con la meta global 30×30 del Marco de Biodiversidad de Kunming-Montreal, respaldada por la Unión Europea, y destacó que ambas deben entenderse como metas complementarias, no excluyentes.
“El 30×30 es un compromiso internacional para conservar la biodiversidad; el 80×2030 es un compromiso ancestral para garantizar la vida. Una protege la superficie del planeta; la otra, su sistema circulatorio. Si la Amazonía colapsa, la democracia climática también colapsa”, sostuvo.
Kuiru advirtió que los pueblos indígenas no se oponen a la conservación, sino a modelos impuestos que no reconocen su papel ni su derecho al territorio. “No se puede conservar la naturaleza expulsando a quienes la han cuidado por milenios”, dijo.
Explicó que la expansión de áreas protegidas o de las llamadas otras medidas efectivas de conservación basadas en áreas (OECM), cuando se implementan sin respeto al Consentimiento Libre, Previo e Informado, pueden amenazar los derechos indígenas.
“Está comprobado que los territorios indígenas conservan mejor que muchas áreas protegidas estatales. Por eso el 30×30 y el 80×2030 deben caminar juntos: uno no puede avanzar sin el otro.”
La lideresa amazónica llamó a transformar la cooperación UE–CELAC en un nuevo pacto birregional de justicia climática, donde el financiamiento directo, la trazabilidad y el respeto al CLPI sean condiciones esenciales de toda acción ambiental o energética.
“La Amazonía no necesita salvadores, necesita aliados. El 80×2030 no es solo una meta ambiental: es la base de una nueva alianza birregional por la vida, la democracia y el futuro común.”
De Santa Marta a Belém
El encuentro sirvió como antesala de la COP30, que se celebrará en 2025 en Belém do Pará, Brasil, donde se espera la mayor participación indígena en la historia de las conferencias climáticas.
Los temas discutidos en el panel —gobernanza territorial, transición justa, cooperación científica y financiamiento directo— trazan una hoja de ruta birregional que coloca a los pueblos indígenas en el centro de la acción climática y democrática.
El mensaje fue claro y transversal: los pueblos indígenas no buscan reconocimiento simbólico, sino participación real en las decisiones que definen el futuro del planeta.
La diplomacia indígena demostró que puede conectar Santa Marta con Bruselas y Belém, tejiendo una nueva narrativa de corresponsabilidad entre Europa, América Latina y la Amazonía.
Contacto de prensa:
COICA – Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica