Trino Morales, un líder indígena emblemático de Colombia, ha dejado un legado imborrable en la historia de la lucha por los derechos de los pueblos originarios. Su fallecimiento marca el fin de una era de resistencia y organización en defensa de los territorios, la autonomía y la identidad cultural de las comunidades indígenas en Colombia y en toda la cuenca amazónica.

Un Camino de Lucha y Compromiso

Nacido en 1930 en el resguardo de Guambía, en el Cauca, Morales enfrentó innumerables desafíos para acceder a la educación. Su determinación lo llevó a las grandes ciudades, donde sufrió discriminación, pero también forjó su espíritu de lucha. Su compromiso lo llevó a desempeñar un papel clave en el movimiento indígena colombiano, siendo parte fundamental en la creación del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

Trino Morales y la Fundación de COICA

En 1984, Trino Morales se convirtió en un actor clave en la fundación de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), representando a Colombia a través de la ONIC. Su liderazgo fue fundamental en la articulación de los pueblos indígenas amazónicos, promoviendo la unidad y la defensa de los territorios ancestrales ante las amenazas extractivistas y las políticas que ponían en riesgo la supervivencia de estas comunidades.

Un Legado que Perdura

Además de su trabajo organizativo, Morales fue el primer presidente de la ONIC y director del periódico «Unidad Indígena», desde donde impulsó un discurso de resistencia basado en la defensa de la tierra y la cultura. Su historia de lucha quedó plasmada en el libro «¡A mí no me manda nadie!», escrito en colaboración con el sociólogo Christian Gros, una obra clave para entender el movimiento indígena colombiano.

Su partida deja un vacío, pero su legado sigue vivo en las luchas de las nuevas generaciones de líderes indígenas que continúan su camino en la defensa de los derechos colectivos y la protección de la Amazonía. Trino Morales fue y será siempre un símbolo de resistencia y dignidad para los pueblos indígenas de Colombia y de toda la región amazónica.