El pueblo Yekuana, ubicado en la rica biodiversidad de la Amazonía, se encuentra en una lucha desesperada por preservar su hogar y su cultura ante la devastación provocada por la minería ilegal. Con una población que oscila entre 5,000 y 10,000 habitantes, los Yekuana, que habitan principalmente en el alto Ventuari y los ríos Parú y Cuminá, han sido históricamente guardianes de sus tierras, que también comprenden el parque nacional Jaua-Sarisariñama. Su conexión con la selva es profunda y su forma de vida, basada en la agricultura y la pesca, se ve amenazada por la codicia de los mineros ilegales.
El 20 y 21 de enero de 2025, aproximadamente 90 indígenas Yekuana, respaldados por organizaciones locales como Kuyunu y UMAV, tomaron una valiente acción para expulsar a los mineros ilegales del alto río Paru. En un acto de resistencia pacífica, inhabilitaron cinco máquinas de extracción de oro, defendiendo su hogar de la devastación. Sin embargo, la respuesta de los mineros fue brutal: incendiaron viviendas en la comunidad de Puerto Unión, dejando a muchas familias sin hogar y sumiendo la situación en una crisis humanitaria aún más grave.

La minería ilegal ha proliferado de manera alarmante en la región desde 2016, con un aumento notable tras la pandemia de 2020, lo que ha llevado a muchos mineros a desplazarse hacia Venezuela. Monitoreos satelitales han detectado más de 70 focos de minería ilegal hasta mayo de 2023, devastando miles de hectáreas de bosque y poniendo en grave riesgo la salud y la vida de los Yekuana. La Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (ORPIA) ha denunciado estos crímenes y exigido justicia tras la muerte sospechosa de un indígena en la zona.
La situación es insostenible. La minería ilegal no solo está destruyendo el entorno natural que los Yekuana han cuidado durante generaciones, sino que también está poniendo en peligro sus vidas y su cultura. La violencia sistemática contra estos pueblos indígenas, como el reciente incendio de una churuata comunal, es un claro signo de la falta de protección y apoyo por parte del Estado y de la comunidad internacional.
Es momento de actuar. Desde COICA, hacemos un llamado urgente al gobierno venezolano y a organizaciones internacionales para que intervengan de manera decisiva. Es imperativo que se investiguen estos ataques y se lleve a los responsables ante la justicia. Además, se debe garantizar la protección de las comunidades indígenas y la cesación inmediata de las actividades mineras ilegales en la Amazonía.
Los Yekuana no son solo víctimas de la violencia; son defensores de su tierra y su cultura. Su lucha es una lucha por la vida y por la justicia ambiental. La comunidad internacional debe escuchar su clamor y actuar para detener la destrucción de sus territorios y la explotación de sus recursos.
La Amazonía es un patrimonio de la humanidad. No podemos permitir que la avaricia y la violencia acaben con sus pueblos indígenas. Es hora de unir voces y esfuerzos para proteger a los Yekuana y asegurar un futuro donde puedan vivir en paz y en armonía con su entorno. ¡No más “oro de sangre”! ¡Actuemos ya!