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Los bancos que financian la industria petrolera y gasífera en la Amazonía reprueban una evaluación que mide el nivel de cumplimiento de sus compromisos de sustentabilidad y gestión de riesgos

Comunicaciones COICA

Los bancos que financian la industria petrolera están muy expuestos al riesgo de alimentar actos de corrupción, vulnerar derechos humanos y generar daños ambientales, pese a que sus compromisos adquiridos sostienen lo contrario. Organizaciones indígenas y de la sociedad civil que promueven la protección de la selva tropical y la promoción de los derechos de los pueblos indígenas piden que se ponga fin al nuevo financiamiento al 2022, y el financiamiento en curso hasta 2025.

En un nuevo informe publicado hoy por Stand.earth y Amazon Watch, se califica el cumplimiento de los compromisos de sustentabilidad y se evalúa la gestión de riesgos de los bancos más importantes del mundo que financian y/o invierten en la industria  petrolera y gasífera en la selva amazónica.  De acuerdo con el estudio, los bancos evaluados obtuvieron bajas calificaciones reprobando la evaluación. El informe evidencia que su financiamiento está vinculado a escándalos de corrupción, a violaciones de los derechos humanos y a graves daños ambientales.  También se los señala como responsables del caos climático, por su relación con empresas que comercializan gas y petróleo en la región, incumpliendo sus propias políticas.

“Nuestra investigación revela que los marcos de riesgos ambientales y sociales (RAS) en los que se basan los bancos están formulados incorrectamente. Aunque los bancos adoptan lo que consideran mejores prácticas sobre RAS, pero estas políticas tienen vacíos que permiten que el dinero siga fluyendo hacia las empresas involucradas en la expansión petrolera, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, la corrupción, y la vulneración de los derechos colectivos de los pueblos indígenas. En pocas palabras, las políticas actuales de RAS de los bancos, están fallando. Estas políticas no gestionan adecuadamente los riesgos, no son lo suficientemente fuertes para evitar la destrucción de la Amazonía, y no satisfacen la necesidad urgente de detener la expansión de la explotación de combustibles fósiles a nivel mundial,” dijo Angeline Robertson, Investigadora Senior del Grupo de Investigación de Stand.earth Research y una de las co-autora del presente informe.

Lea el resumen ejecutivo en español: https://www.stand.earth/sites/stand/files/financiando-destruccion-amazonia-resumen-ejecutivo-web.pdf

El informe titulado “Financiando la Destrucción de la Amazonía”, da seguimiento a la investigación realizada en Agosto de 2020, la cual revela que los bancos europeos financian la comercialización de petróleo proveniente de las cabeceras de las cuencas hídricas de la Amazonía ecuatoriana y peruana. Lo que llevó a que los principales bancos se comprometieran a revisar sus políticas y a poner fin al financiamiento del comercio petrolero en esta región. Esta investigación también reveló que los vínculos entre los bancos, las empresas y los comerciantes petroleros son contradictorios a las políticas de RAS y los procesos de gestión de riesgos en la Amazonía.

PUNTUACIONES DE LOS BANCOS Y RESULTADOS CLAVES

El informe evaluó las políticas de RAS (gestión de riesgos) versus su financiamiento e inversión en la Amazonía (exposición al riesgo), otorgando a cada banco puntajes positivos y negativos, los cuales combinados dan como resultado una calificación de riesgo general que evidencia cómo las inversiones y el financiamiento de los bancos contribuye con la destrucción de la Amazonía. Sobre los resultados: Rabobank, ABN Amro, e ING se ubican en la categoría de riesgo “moderado”; BNP Paribas, Credit Suisse, UBS, Société Générale, y Crédit Agricole están en la categoría de “alto” riesgo; y Natixis, Citigroup, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank, y HSBC están en la categoría de riesgo “muy alto”. 

Cabe señalar que ante esta calificación a todos los bancos se les proporcionó un resumen de su puntuación y se les dio la oportunidad de responder antes de la publicación del informe. 

Entre los hallazgos clave encontramos los siguientes:

  • BNP Paribas, Credit Suisse, Goldman Sachs, JPMorgan Chase, Crédit Agricole, Deutsche Bank, y UBS tienen cientos de millones de dólares en bonos emitidos a PetroAmazonas EP, la unidad de exploración petrolera de la compañía petrolera nacional del Ecuador, PetroEcuador. PetroAmazonas lidera la expansión petrolera en el Parque Nacional Yasuní, una Reserva de la Biosfera de la UNESCO, donde el proceso de construcción de carreteras para acceder a nuevos sitios de extracción de petróleo a menudo desencadena la deforestación y lleva la perforación petrolera a las puertas del territorio de los pueblos indígenas aislados que habitan estos territorios. 
  • JPMorgan Chase y Deutsche Bank no avanzan con mucha decisión en la implementación de políticas sólidas de RAS, incluso en la Amazonía. JPMorgan Chase, es el mayor banco para la industria de combustibles fósiles a nivel mundial y continúa financiando a la compañía petrolera nacional de Brasil, Petrobras, misma que ha sido calificada como una de las mayores empresas de la expansión en la explotación de combustibles fósiles a nivel mundial.
  • Credit Suisse continúa financiando el comercio petrolero de la región del Putumayo en la Amazonía colombiana, que enfrenta una fuerte resistencia indígena y brutales represiones policiales, a pesar de las políticas existentes sobre biodiversidad y derechos humanos que indican claramente que no debería financiar dicho comercio en la región.
  • Société Generale, ABN AMRO, Citi, Crédit Agricole, Credit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, ING, Rabobank, y UBS brindan financiamiento a través de líneas de crédito renovables  para comerciantes de petróleo problemáticos, incluidos Gunvor y Vitol, que han estado implicados en escándalos de soborno recientes. Todo esto está sucediendo a pesar de que los bancos tienen políticas anti-corrupción, sin embargo, estas instituciones financieras solo lo ven como un riesgo comercial y no lo incluyen en sus marcos de RAS.

Tras finalizar la elaboración del informe, los investigadores de Amazon Watch encontraron que JPMorgan Chase y Credit Suisse, junto con otro banco que no figura en este informe, ayudaron recientemente a organizar la emisión de un bono por 150 millones de dólares para GeoPark, una compañía petrolera chilena que actualmente opera en la Amazonía colombiana y que presuntamente está pagando a grupos paramilitares para asegurar la continuación de sus operaciones en y cerca de los territorios de los grupos indígenas que se oponen a las operaciones petroleras.

ALERTAS RESPECTO A EXCLUSIONES Y LÍNEAS DE CRÉDITO RENOVABLES 

En un amplio llamado de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), se exhortó a las naciones de alrededor del mundo para que dejen de invertir en nuevos proyectos de combustibles fósiles, resaltando la necesidad de que los bancos tomen medidas más estrictas para descarbonizar sus carteras de financiamiento e inversión. Sin embargo, el informe revela que la mayoría de los bancos continúan confiando en políticas que no frenan la expansión del petróleo en la Amazonía, prefiriendo en su lugar invertir en fondos que privilegian los intereses de las empresas petroleras en lugar de desinvertir o retirar sus fondos. 

Además, el informe identificó que muchos bancos carecen de medidas de exclusión para mitigar la deforestación derivada del sector petrolero y gasífero; así como, la exclusión de zonas biodiversas reconocidas como áreas tradicionalmente protegidas o sitios declarados como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Por otro lado, estas medidas ignoran el papel vital que desempeñan los territorios indígenas en la protección de la biodiversidad. Adicionalmente, a pesar de un largo legado de contaminación de la industria del petróleo y el gas en la Amazonía, el informe reveló que apenas tres bancos contaban con exclusiones de contaminación. El informe también señala puntos ciegos adicionales en las políticas crediticias de los bancos: el uso de líneas de crédito renovable, la falta de consentimiento de pueblos indígenas, y procesos de reclamo inadecuados.

  • Los bancos brindan líneas de crédito renovable por montos que llegan a miles de millones de dólares a sus clientes que comercializan petróleo.  Estos mecanismos abiertos no evalúan cómo se gastará el dinero, lo que significa que los clientes pueden financiar proyectos, transacciones y empresas que de otro modo no pasarían los procesos de evaluación de riesgos RAS de los bancos.
  • Incluso cuando los bancos evalúan el cumplimiento del consentimiento libre, previo e informado (CLPI), a menudo no reconocen que los pueblos indígenas pueden cambiar o retirar su consentimiento en cualquier momento — de lo contrario, no se garantiza la característica de “libre” de este derecho.
  • Muy pocos bancos tienen procesos de reclamo accesibles y adecuados para abordar las violaciones a sus políticas, y cuando los tienen, colocan la carga sobre otras partes interesadas — muchas de las cuales tienen menos poder y menos recursos financieros — para plantear problemas.

“Durante siglos, los pueblos indígenas han sido responsables de la conservación del bosque más grande del planeta. Nos están matando por defender nuestro hogar. Una exclusión de todo el financiamiento e inversión de petróleo y gas, destinada a detener la expansión del petróleo, en todo el bioma del Amazonas, en el lugar con mayor biodiversidad del planeta, mantendrá a la selva amazónica fuera del desastroso punto de no retorno ecológico, eliminará los desastres tóxicos relacionados con el petróleo y se pondrá fin a las violaciones de derechos perpetradas por la industria. El sector financiero debe invertir en recuperar lo que ya se perdió y financiar las soluciones que nuestros pueblos ofrecen a la humanidad en la era del cambio climático,” expresó José Gregorio Díaz Mirabal, Coordinador General de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).

“Durante demasiado tiempo, la industria petrolera ha causado estragos en nuestros pueblos, violado nuestros derechos, talado nuestros bosques, ocupado nuestros territorios y creado un caos climático que está llevando al colapso de la Amazonía. Los bancos que financian esta destrucción son cómplices de lo que es una amenaza genocida para nosotros y una amenaza existencial para la humanidad y nuestro planeta. Hacemos un llamado a todos los demás bancos para que dejen de financiar la extracción de petróleo y el comercio del crudo amazónico, y, en su lugar, inviertan en alternativas económicas sostenibles para nuestros países y comunidades,” dijo Marlon Vargas, Presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE).

LA AMAZONÍA EN UN PUNTO DE NO RETORNO

La selva amazónica se está acercando a un punto de inflexión debido a la degradación masiva de este ecosistema. Los científicos definen el punto de no retorno como el momento en el que se produce una deforestación de magnitud tal que la Amazonia ya no pueda sostenerse, lo que provocará la muerte regresiva de toda la selva tropical. Debido a la naturaleza inminente de estas amenazas, que tendrían implicaciones masivas para la región y para el clima global, los grupos de defensa Stand.earth y Amazon Watch piden: 

  • El compromiso inmediato de no realizar nuevas inversiones o financiamiento a la industria petrolera y gasífera en el bioma amazónico hasta finales de 2021.
  • La extensión y fortalecimiento de las exclusiones financieras existentes sobre el financiamiento del comercio petrolero en todo el bioma amazónico hasta finales de 2021. 
  • Un compromiso para cancelar todos los préstamos, cartas de crédito y líneas de crédito renovables para todos los comerciantes petroleros, en especial aquellos implicados en controversias relacionadas con actos de corrupción, que implican activos en el bioma amazónico, tan pronto como sea posible o, a más tardar, hasta finales de 2024.
  • Un compromiso de poner fin a las inversiones o financiamiento en la industria petrolera y gasífera en el bioma amazónico existentes tan pronto como sea posible o, a más tardar, hasta finales de 2025.

“La selva amazónica es el último lugar de la Tierra donde debería ocurrir una expansión de la actividad petrolera –en especial en un momento en el que sabemos que tal expansión no debería ocurrir en ningún contexto. Si los bancos tienen exclusiones en el Ártico para proteger la biodiversidad y los ecosistemas frágiles, la misma lógica debe aplicarse a la Amazonía, entonces ¿por qué los bancos no tienen exclusiones para la Amazonía? La selva amazónica se encuentra en un punto de inflexión. ¿Continuarán los bancos dependiendo de políticas mediocres de gestión de riesgos que ni siquiera aplican, o tomarán un paso valiente hacia el fin de su contribución a la destrucción de este ecosistema esencial?” dijo Moira Birss, Directora de Clima y Finanzas en Amazon Watch.

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