COP29 y el Nuevo Objetivo de Financiamiento Climático: ¿Qué significa para la Amazonía y los países en desarrollo?”

La conferencia de la ONU sobre el cambio climático ha sido denominada la “COP de las finanzas”, ya que este año los países deben establecer un nuevo objetivo global para financiar la lucha contra el cambio climático. Con la mirada puesta en la COP30, que tendrá lugar en Brasil el próximo año, también se espera que los países presenten compromisos climáticos sólidos a nivel nacional, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés).

La COP29, en curso en Bakú, Azerbaiyán, ha despertado controversias debido a la dependencia económica del país en el petróleo y gas, un contraste notable en una conferencia cuyo propósito es enfrentar la crisis climática. La comunidad internacional espera que esta cumbre produzca acuerdos históricos en materia de financiamiento climático, una necesidad apremiante en tiempos de crecientes desastres naturales.

En esta reunión, con la participación de cerca de 200 países y alrededor de 40,000 delegados, se debaten medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a los impactos inevitables del cambio climático y establecer nuevos compromisos financieros para los países en desarrollo. Este último punto ha llevado a denominar a la COP29 como “la COP económica”, ya que busca definir una estrategia de financiamiento climático inclusivo, especialmente para los países más vulnerables.

La COP29 reúne a representantes de casi todos los Estados de la ONU, además de la Unión Europea, ONGs, activistas, científicos y líderes indígenas, quienes llevan la voz de las comunidades más afectadas. Sin embargo, el acceso de los medios independientes y defensores de derechos humanos en Azerbaiyán ha sido restringido, lo que dificulta la participación plena de la sociedad civil local.

Desde COICA nos unímos a la demanada de financiamiento para pérdidas y daños, una compensación crucial para nuestras comunidades indígenas ya afectadas.

El objetivo de esta COP es que los países refuercen sus compromisos para limitar el calentamiento global a 1.5 °C, una meta que, aunque necesaria, no eliminará del todo los graves impactos en los países de ingresos bajos. Actualmente, el mundo enfrenta un aumento de temperatura proyectado entre 2.6 y 3.1 °C para este siglo, por lo que es urgente un cambio radical en los compromisos y acciones de mitigación.

Con un enfoque en la transición hacia economías bajas en carbono y la adaptación de comunidades vulnerables, se necesitan billones de dólares anuales para enfrentar los desafíos climáticos. Los países de mayores ingresos, históricamente responsables del cambio climático, deben liderar estos aportes sin aumentar la deuda de los países beneficiarios. Desde COICA nos unimos a la demanda de financiamiento para pérdidas y daños, una indemnización crucial para nuestras comunidades indígenas ya afectadas.

Para la Amazonía y los países del sur en desarrollo, la “COP 29” representa una oportunidad para abordar las vulnerabilidades que enfrentamos estas regiones en el contexto de la crisis climática. La Amazonía, tiene un papel fundamental en la regulación del clima global y sin embargo sigue siendo una de las áreas más afectadas por el cambio climático, a pesar de contribuir mínimamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Nuestros países amazónicos enfrentan desafíos desproporcionados en términos de desastres naturales, pérdida de biodiversidad, y amenazas a nuestras comunidades indígenas.  El 2024 ha sido testigo de fenómenos climáticos extremos en todo el mundo, para la Amazonía ha sido devastadora esta crisis climática, secando el río amazonas y generando incendios forestales que han llenado de humo a Latinoamérica, afectando especialmente a nuestras comunidades indígenas que dependen de la tierra que se quema.

Sin una financiación climática adecuada, el camino hacia la adaptación y mitigación es particularmente arduo para la Amazonía. Necesitamos fondos sólidos que nos permitan no solo proteger el bosque tropical más grande del planeta y la biodiversidad de la Amazonía, sino también apoyar a nuestras comunidades en la transición hacia modelos de desarrollo sostenible y resilientes.

De cara a la COP30 en Brasil, es esencial que los países asuman compromisos financieros concretos para que los países amazónicos y en desarrollo, podamos proteger nuestros territorios, avanzar hacia una economía baja en carbono y asegurar un futuro justo y equitativo en la lucha contra el cambio climático. Enfrentar esta crisis requiere no solo compromisos financieros, sino también la implementación de políticas de justicia climática que reconozcan y protejan los derechos de los pueblos indígenas. 

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