Bolivia: Pueblos Indígenas Amazónicos Renuevan la Lucha por Territorio y Dignidad 34 Años después
Se cumplen 34 años de la emblemática marcha indígena por el “Territorio y la Dignidad”, un hito que unió a líderes indígenas de Bolivia en su lucha por el reconocimiento estatal de la existencia de los pueblos originarios y su derecho a sus territorios ancestrales.
Antecedentes
El 15 de agosto de 1990, comenzó la primera y emblemática Marcha Indígena bajo la consigna “Territorio y Dignidad“, términos que encapsulan las demandas de los pueblos indígenas de ser reconocidos no solo como comunidades productivas, sino como pueblos con derechos colectivos inherentes. Partiendo desde Trinidad hacia la sede de Gobierno en La Paz, 300 personas recorrieron 640 kilómetros en 34 días. A lo largo del trayecto, se unieron diversos pueblos indígenas, incluidos los Mojeño Trinitario, Sirionó, Yurakaré, Movima, Tsimane, y varias comunidades de las tierras bajas del norte y oriente de Bolivia. Esta marcha marcó un antes y un después en la lucha por el reconocimiento y la defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas en el país.
Uno de los logros más destacados desde entonces fue la reforma de la Constitución Política del Estado en 2009, que otorgó a los pueblos indígenas el estatus de “naciones y pueblos indígena originarios”. Este reconocimiento constitucional no sólo validó la existencia y riqueza cultural de estos pueblos, sino que también estableció que sus derechos tienen precedencia sobre los del propio Estado boliviano.
Entre los objetivos que han buscado durante años alcanzar con esta marcha se incluyen:
Derecho a la Consulta Previa, Libre e Informada
Un aspecto crucial es el derecho a la consulta previa, libre e informada, que permite a los pueblos indígenas decidir sobre el tipo de desarrollo en sus territorios. Aunque este derecho está establecido por ley, en la práctica a menudo se reduce a un simple trámite administrativo. Esto debilita la capacidad de los pueblos indígenas para salvaguardar sus territorios y sus formas de vida tradicionales.
Autonomía Indígena
Este proceso enfrenta el reto de una ley de autonomías que, actualmente, altera las dinámicas históricas al exigir que los pueblos indígenas demuestren su capacidad de gestión y organización conforme a los estándares estatales, en lugar de que el Estado se ajuste a las particularidades y necesidades específicas de cada pueblo.
“Este día (15 de agosto) es histórico, porque gracias a las demandas de los pueblos indígenas, hoy tenemos coordinación directa con el gobierno”, destacó el presidente de la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), Juan Cayuba.